La problemática de los perros asilvestrados continúa azotando la realidad de las actividades rurales en el centro y norte de Tierra del Fuego. Por ello, desde este miércoles se desarrollará una jornada de capacitación, organizada por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la provincia; el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) y entidades que concentran el sector productivo.
Desde hace unas cinco décadas, la preocupación de la población rural creció de manera proporcional a la cantidad de ejemplares de perros asilvestrados. Son canes que carecen de una dependencia con el ser humano (lo evitan, de hecho) para conseguir comida o un lugar para vivir; se desplazan en territorio natural de forma individual o grupal y, si bien hieren o matan otros animales (principalmente ovejas, en Tierra del Fuego), no lo hacen para alimentarse de ellos.
La categoría de perros asilvestrados suele confundirse con la de perros callejeros, los cuales habitan puntualmente en la ciudad y, en gran medida, pasan a esa condición por la irresponsabilidad e imprudencia de sus dueños. En Río Grande, desde la Dirección de Zoonosis Municipal también se trata de afrontar la masiva presencia de perros callejeros con jornadas de castración masiva, colocación de chips, multas para sus dueños y la captura de los mismos en distintos puntos de la ciudad, aunque son varios los episodios que registraron incidentes contra el personal a cargo de las tareas por parte de los propios vecinos, incluso con intervenciones policiales.
Al margen de las diferencias, existe una causa común para ambos focos de proliferación: la situación de abandono. Los asilvestrados –al igual que los callejeros- fueron, antes, animales “domésticos”, luego readecuados –por necesidad- a un ambiente natural.
Según un informe del diario La Nación, basado en declaraciones de algunos responsables del sector rural, hasta hace tres años se calculaban unos 30 mil perros asilvestrados distribuidos por toda la provincia, aunque con una presencia más acentuada en los sectores rurales cercanos a Río Grande y Tolhuin.
Generalmente, las víctimas de los ataques son las ovejas, pero también el ganado vacuno es otro de los que padece el accionar de los perros asilvestrados. En cuanto al ovino, el mismo artículo cita un informe del CONICET que da cuenta de la pérdida de 33 mil cabezas entre 2006 y 2008, equivalente a cuatro millones y medio de pesos, estimados en unas 78 toneladas de lana.
A partir de la falta de políticas públicas para la demanda, algunas estancias como Guazú Cué (ubicada a unos 70 kilómetros de Río Grande) optaron por diferentes alternativas, por ejemplo, una raza de perros “protectores” modificados genéticamente para resguardar al ganado. Precisamente, sobre esa temática disertará, en la jornada de capacitación, el ingeniero Sebastián Cabezas, dueño de dicha estancia.
A principios de 2017, desde el gobierno provincial se promulgó la Ley 1146, que tiene como objetivos la creación de un Programa de Manejo de Poblaciones de Perros y, entre otros puntos, hace hincapié en la tenencia responsable.
Ahora, la jornada de capacitación denominada “Perros asilvestrados y ganadería en Tierra del Fuego, de las experiencias aisladas a las políticas públicas”, en el Salón de Usos Múltiples del Instituto Provincial de Vivienda (Sede Río Grande), pretende agrupar al sector rural, el gobierno provincial y los organismos técnicos para avanzar en el diseño de políticas públicas que permitan contrarrestar el problema.
El encuentro comenzará este miércoles 17 de octubre y culminará el viernes 19 con una visita a la estancia Guazú Cué. La apertura estará a cargo de autoridades nacionales y provinciales; el INTA y la Asociación Rural de Tierra del Fuego. Además, en el transcurso del evento participarán especialistas del área rural.