Periodista de Tierra del Fuego.

La localidad mediterránea de nuestra provincia atraviesa un intenso tira y afloje entre el Concejo Deliberante y la Municipalidad que, como siempre, termina con tener a los vecinos y vecinas como rehenes de esta inacción casi programada por algunos dirigentes políticos. Mientras la ciudad lucha por reactivarse luego de la crisis económica iniciada en 2018 y la pandemia posterior, desde el Concejo parece estar enfocados en las cosas que realmente importan: dos declaraciones, una a favor del programa de radio Cartas del Alma y la Fiesta de la Trucha.

Nadie extraño a la política provincial y las internas partidarias del hoy Frente de Todos es ajeno a la situación que vive Tolhuin desde lo institucional. Si bien al inicio de la gestión todos los ediles parecía del mismo sector político, hoy a tan sólo 20 meses de asumir, están repartidos en 4 bloques y son 5 personas. Alderete y Dávila están bajo 7 de Mayo, Muñoz en 26 de Julio, Taberna es la única que permanece en Nuevo País y Rodríguez en el Frente de Todos. Las luchas de poder y “el querer ser” ya con una clara intención electoralista de cara a 2023 terminaron de romper lo que debería haber sido una gestión articulada y mancomunada entre todos los espacios del PJ.

Este jueves pasado, el Concejo Deliberante de Tolhuin sesionó con sólo 2 de los 5 ediles, en una situación un tanto irrisoria como lamentable. La presidente del Concejo, Alderete, llamó a tratar para aprobar estas dos declaraciones antes mencionadas, así como un pedido de informe sobre el Consejo de Discapacidad. Mientras tanto, desde el ejecutivo, reclaman que no se debaten temas propuestos hace más de un mes, como la adquisición de 10 vehículos para renovar el parque automotor. Lo peor, es que esta no es la primera vez. Dentro de los proyectos presentados por el Municipio figuran iniciativas para delimitar áreas con valores urbanísticos y ambientales para proteger estos bienes y espacios además del referido a la renovación del parque automotor. Sin desmerecer al programa de radio Cartas del Alma, parece que las prioridades en el Concejo Deliberante están invertidas.

No obstante de sus ausencias, los concejales presentaron diversos “certificados” por ausencia. Mientras Dávila aludió estar en un acto en Río Grande, Taberna presentó un certificado médico y Rodríguez justificó el faltazo a través de sus redes sociales. Parece que no logran ponerse de acuerdo, y en el mientras tanto la agenda, un tanto nominal, la dirige Alderete haciendo oídos sordos a los pedidos de tratamiento del intendente Daniel Harrington.

Las aspiraciones de la hoy edil Jeanette Alderete por la intendencia son claras y está bien que las tenga, el problema es cuando la ambición interviene en el cargo que debe desempeñar. Nadie habla de aprobar todo lo que la Municipalidad presente, el Concejo no es una escribanía, pero por lo menos estaría bueno que los temas se discutan y debatan, algo que si bien algunos y algunas olvidan, es la función del Concejo Deliberante.

Tolhuin, que con la salida de Queno parecía comenzar una transición hacia un tipo de gobierno más apuntado hacia el desarrollo urbanístico y productivo de la ciudad, se encuentra actualmente enredado en las propias disputas del poder. Esa promesa de mejorar la calidad de vida, llevar servicios a donde no los hay y convertir el “pueblo” en ciudad sigue vigente, pero la falta de cohesión, y aquí viene la parte irónica, de un espacio político que pregona unidad y verticalismo lleva a que las cosas no avancen y las iniciativas no prosperen.

Este voraz empuje de la clase dirigencia política de comenzar a planear su próximo puesto antes de cumplir siquiera mandato en el que se encuentran, termina entorpeciendo su labor, que es la de administrar en pos del pueblo que los votó. No obstante de estar de acuerdo o no con las propuestas o los enfoques que otros tienen, resulta casi infantil que no logren acordar las cosas más básicas en una ciudad donde todos se conocen con todos y el contacto es diario. 4 bloques políticos entre 5 candidatos parece más un sketch de Tato Bores sobre el absurdo estatal, que una realidad que realmente esté pensada en el interés de los tolhuineses. Lo peor de todo, queda un camino largo para 2023 y el problema, que si bien ha tenido algunos impasses, es algo recurrente desde el cambio de mandato. Si las cosas no comienzan a cambiar, no sería descabellado que aquellos que “quieren todo” terminen, como se dice coloquialmente, sin el pan y sin la torta.

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