Periodista de Tierra del Fuego.

Un mes más y van…

La escuela Kayú Chenén de Ushuaia es la primer escuela especial de la Provincia, cumpliendo 37 años este pasado 6 de abril. Sus alumnos, padres y docentes, llevan 15 largos meses en búsqueda de respuestas a una pregunta que parece relativamente sencilla: ¿cuándo volverán las clases?. Las famosas “obras de reacondicionamiento” que el Ejecutivo Provincial impulsó durante la pandemia a lo largo de todo el 2020 pocos frutos han dado para quienes forman parte de la institución educativa. En el mes de junio, antes de una evacuación por problemas edilicios, lograron lo imposible: casi una semana corrida de clases presenciales. Mientras Gobierno Provincial y gremio docente brillan por su ausencia, son los miembros de esta familia que es la Kayú Chenén quienes golpean puertas de funcionarios buscando respuestas: los maestros y maestras, padres y madres junto a los alumnos buscando que se cumpla el derecho a la educación.

El día de ayer, el reclamo tomó nuevo impulso con una convocatoria que pasó por el Ministerio de Educación, la Legislatura y Casa de Gobierno, con el objetivo de “refrescar la memoria” de los funcionarios públicos que se han olvidado, aparentemente al menos, de los chicos y chicas que más los necesitan. Si bien la pandemia nos afecta a todos, la Kayú requiere más de la presencialidad que otras escuelas. Con un cacerolazo al mediodía en la puerta de la escuela, padres y docentes reclamaron en persona y en redes, explicando que “estamos convencidos que, así como lo hicimos otras veces, la unión de familias y docentes logrará que se cumpla con el derecho de nuestros estudiantes. Por eso les pedimos el acompañamiento de todos y todas, hoy y en los días venideros donde iremos pensando en conjunto nuevas formas de reclamar”.

En el día de ayer Supervisión Escolar envió un comunicado a la institución donde se informa que “la EE1 y EdEI Ushuaia siguen a la espera de reparaciones de una de las calderas. Para ello hay un repuesto que debe llegar. Por lo cual me informan que durante la semana próxima estarán sin actividad presencial. Ahora bien, la información que sale de los obreros que están trabajando en el edificio es que no es solo un repuesto sino que es el equipo completo el que hay que cambiar, a eso habría que agregarle que Camuzzi como es habitual solicita se presenten planos nuevos para poder habilitar la provisión de gas”. La frutilla del postre es que la unidad de calefacción, que en teoría ha sido reparada, se encuentra totalmente desarmada y desconectada de la red de gas. No sería descabellado pensar que los arreglos no han provisto los resultados esperados y el tiempo de espera podría ser más largo. En criollo, podríamos decir que quizás “lo ataron con alambre”.

Un punto importante que sale de este comunicado, vinculando a él las palabras de la ministra de Obras y Servicios Públicos Gabriela Castillo por su paso en la Legislatura, es que hay una discordancia entre lo declarado ante los legisladores y la realidad del edificio. Castillo de “condiciones no óptimas” mientras que vemos que la escuela directamente, no tenía calefacción. Aquí hay dos chances: o la ministro miente descaradamente o no conoce la situación que su puesto le demanda. Puede que haya sido un error del momento, pero viendo la seguidilla de “errores” que los distintos funcionarios de San Martín 450 tienen, uno pensaría que faltar a la verdad es un comportamiento un tanto recurrente.

Está claro que los problemas de la Kayú Chenén son estructurales y todo el desgaste no sucedió mágicamente durante la gestión de Gustavo Melella, pero las reparaciones de las escuelas son algunos de los compromisos que tiene como gobierno provincial. Con más de 15 meses para trabajar, donde no hubo presencia de alumnos, docentes y no docentes, uno pensaría que podrían haber dejado el edificio y su calefacción como nuevo. No obstante, o los arreglos no fueron hechos o se los hizo de forma insuficiente. Sería bueno que la ministro Castillo volviese a la Legislatura y en este caso la interpelación busque darnos algún dato más concreto, dado que los fondos o se gastaron mal o fueron a parar a otro lado.

“Ven a mi casa y caminemos juntos” es la frase que sintetiza el espíritu de la Escuela Especial de Ushuaia. Es un proyecto educativo y humano que tiene como objetivo educar, formar y preparar con una mirada inclusiva a un sector de la sociedad que muchas veces es invisibilizado: los niños, niñas y adolescentes con discapacidad. Si el Gobierno Provincial también toma la posición de dejarlos de lado e ignorarlos, deberemos ser nosotros, el periodismo, quién tome la bandera y reclame junto a ellos para que puedan volver a las aulas.

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