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Esta encantadora ciudad, ubicada muy cerca del Río Rin al noroeste de Francia, en la región de Alsacia. Posee gran influencia alemana al emplazarse a 8 kilómetros al oeste de Kehl en la frontera natural con Alemania. Aquí encontramos múltiples instituciones europeas incluido el Consejo de Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, el Parlamento Europeo y el defensor del Pueblo Europeo. Desde enero de este año se convirtió en la capital de la Colectividad territorial Europea de Alsacia. Cabe señalar que fue la primera urbe francesa en ser declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en el año 1988. Y, a pesar de las guerras que asolaron desde mediados del siglo XIX hasta la Segunda Guerra Mundial la región de Alsacia, de la cual es capital, ha podido conservar su amplio legado que viene desde el primer campamento romano hasta los elegantes palacios del siglo XVIII.

Su nombre deriva del alemán y viene a significar ciudad-calle, ciudad-carretera, con lo que se muestra una vocación histórica, la de ser punto de paso de las comunicaciones que conducen del Báltico al Mediterráneo, y de la Europa Central al corazón de Francia. Como verán, tiene peso propio a pesar de no ser un destino turístico masivo, pero al recorrerlo, al conocer un poco de su historia, al ahondar en su cultura nos damos cuenta que realmente es un lugar super interesante.

Estrasburgo es una ciudad que dedica un veinte por ciento de su presupuesto a la cultura, por lo que es fácil encontrar museos de todo tipo. El lugar está volcado hacia el peatón y la bicicleta, por lo que el paseo por la misma resulta especialmente tranquilo. Bien comunicada por ruta y ferrocarril con París, Lyon y Alemania, la ciudad posee también un aeropuerto bastante activo.

Luego de esta breve introducción, les cuento que llegué al destino en noviembre, bastante frio, ya entrando en el invierno. Arribé en un crucero por el río Rin del lado alemán, en tan solo 15 minutos ya estaba en la ciudad habiendo cruzado la frontera francesa, esas cosas que nunca llegas a entender.

Vistas de la ciudad

Si tengo que describir la ciudad, podría contarles que encontramos el casco histórico, un sueño hecho realidad entre ríos que lo rodean, y la zona mas política por así llamarlo donde encontramos estas sedes europeas comentadas al principio de la nota. Obviamente me voy a detener en el centro de la ciudad porque realmente es de cuento de hadas.

La plaza de la Catedral es el punto de partida de todos los recorridos por Estrasburgo. Aquí dos obras merecen la atención particular. La primera es la Casa Kammerzell, su construcción se remonta al siglo XV, la planta baja de piedra es la única que se conserva original, el resto es de madera tallada del Renacimiento Alemán. La decoración de la fachada está inspirada en episodios de la Biblia, cuenta con escenas sagradas y profanas. En el interior hay pinturas murales de comienzos del siglo XX, hoy se utiliza como hotel y restaurante. La segunda obra es la catedral de Notre-Dame, es el edificio religioso más importante de la ciudad, declarado Monumento Histórico de Francia en 1862. Desde sus inicios estuvo consagrada al culto católico, pero entre los siglos XVI y XVII fue utilizada por los protestantes. Considerada una joya del gótico tardío, su construcción abarcó desde el siglo XI al XV. Especialmente destaca la torre de 142 metros, fue la estructura más alta del mundo durante dos siglos. Otro elemento de interés es la fachada principal, en el tímpano central está representada la Pasión de Cristo. Además hay un rosetón ornamentado con espigas de trigo y el conjunto escultórico conocido como Galería de los Apóstoles. Es muy recomendable subir hasta la plataforma situada a 66 metros y tener la vista panorámica de la ciudad.

Catedral

Otro de los edificios que merece la pena visitar es el Palacio de Rohan, antigua residencia episcopal, y que hoy en día tiene varios museos: el de artes decorativas con excelentes muestras de cerámica francesa; el arqueológico, que posee piezas desde la época romana hasta el medievo; y el de bellas artes, con notables ejemplos de pintura española e italiana. Es desde el embarcadero del Palacio Rohan, situado en la Plaza del Mercado de Pescado, que los barcos turísticos comienzan sus recorridos por el río Ill, imperdible tener la vista desde el rio, es una postal tras otra postal.

Y por último, tenemos la famosa Petit France, visita obligadísima, al ser el barrio más pintoresco de Estrasburgo. Sus edificios fueron construidos al nivel del agua, originalmente ocupados por pescadores, molineros y curtidores. Toda la zona está atravesada por canales y esclusas con magnificas casas entramadas de madera que datan de los siglos XV y XVIII. El origen de su nombre proviene del nombre del hospital donde se trataban a los enfermos que tenían el mal francés. (la sífilis) que según los alsacianos fue importada por las tropas del rey Francisco I. En sí todo el barrio es muy romántico, lleno de puentecitos sobre los canales, barcitos a la vera del río, restaurantes con gastronomía regional y excelentes vinos. Las imágenes hablan mas que mil palabras, realmente es un lugar de ensueño. Quedé enamorada de toda su cultura, su arquitectura y especialmente de su gente. Jamás te olvidaré Estrasburgo!

Petit France

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