Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

En los últimos días el gobierno nacional anunció de forma sorpresiva la intervención de la empresa Vicentin SAIC dedicada a la producción agropecuaria, siendo esta una de las principales en el ámbito nacional. Es de tal magnitud su importancia para la economía nacional que en términos agroexportadores, era la cuarta más grande antes de declararse en default.

El presidente Alberto Fernández, en conferencia de prensa, anunció, además, que presentará un proyecto de ley en el Congreso para tratar la expropiación de dicha empresa, siendo la misma de importancia estratégica para los objetivos macroeconómicos de nuestro país, como así también para evitar que los trabajadores y empresas pequeñas que dependen de Vicentin se queden sin sus trabajos.

En definitiva, este procedimiento consiste en el rescate de una entidad sumida en una profunda crisis de deuda, la cual creció de forma vertiginosa en los últimos años, siendo el Estado Nacional, a través del Banco Nación, uno de sus principales acreedores (se le brindó hace algunos meses un préstamo superior a los 18 mil millones de pesos). Respecto de esto último, crecen numerosas sospechas respecto al accionar del banco al haberle prestado dinero a una empresa que claramente no gozaba de una situación financiera acorde a semejante desembolso. De hecho, existe un proceso judicial abierto en donde se investiga al ex directorio del Nación por este tema.

Numerosas voces se han plantado a favor y en contra, incluso dentro del mismo peronismo, siendo la figura de Guillermo Moreno una de las que llamativamente se ha puesto en la vereda opuesta de la intervención estatal. Desde lo legal hasta lo económico hay cuestionamientos por los modos, y particularmente por la formación de expectativas futuras negativas para la atracción de inversión extranjera. Por otro lado, se podría contra argumentar que tampoco es un buen antecedente rescatar empresas sin alguna contrapartida a favor del estado, dado que esto alentaría a un comportamiento irresponsable en las mismas, dado que ante cualquier eventualidad estaría el Estado para cubrir los desmadres ocasionados. 

Lo cierto es que, más allá de las bondades de la empresa, el estado deberá hacer un esfuerzo notable para ordenar una entidad profundamente endeudada, la cual interactúa con miles de cooperativas y es una importante dinamizadora de la actividad agropecuaria en nuestro país. Por otro lado, es una de las empresas de capitales nacionales que aún quedan en el rubro, así que con esta decisión se asegura que la misma no sea absorbida por capitales transnacionales. ¿Por qué esto debería ser tenido en consideración? Por dos motivos, al ser exportadora (de alimentos) es una generadora neta de dólares, los cuales son fuertemente necesarios para nuestro país en este contexto y en cualquier otro. Al mantener su propiedad dentro de los límites del país, nos aseguramos de que las ganancias obtenidas queden aquí. Por otro lado, las empresas transnacionales operan con mayor intensidad bajo patrones internacionales de comercio, lo cual en un rubro tan sensible como el de los alimentos, nos pone a merced de las volatilidades en los mercados y de nuestras propias vulnerabilidades externas (la cotización del dólar, por ejemplo). Un punto a destacar, más allá de que la propiedad sea de capitales nacionales o extranjeros, es el hecho de que se puede cortar con la especulación existente respecto a en que momento liquidar la cosecha en función de la posible cotización del dólar, como así también poder verificar de forma fehaciente la estructura de costos en el sector, algo que no está del todo claro.

Entonces nos encontramos frente a la oportunidad de tener una empresa testigo en el principal sector exportador del país, con la posibilidad de diseñar políticas para el control de precios de los alimentos y para poder captar parte de las ganancias generadas. 

Sin embargo, y más allá de estas ventajas, el presidente se encargó de enfatizar que la medida tomada es completamente de excepción. De ninguna forma es parte de un eje programático de transformación estructural de la matriz productiva nacional, sino más bien de nada más y nada menos que un rescate. Es decir, no estamos frente a un proceso socialista como se han encargado de mencionar numerosos sectores. En palabras del mismo presidente, si la situación de la empresa fuera de normalidad, de ninguna forma se hubiera llegado a esta instancia. Para finalizar, Fernández en una entrevista con Tenembaum en radio “Con Vos” señaló que “Quien me conoce sabe que soy un hombre que cree en un capitalismo más justo, pero que cree en el capitalismo. No me da vergüenza decir que soy un capitalista, sí me da vergüenza decir que el capitalismo en el que creo se convirtió en un capitalismo financiero sin contenido ético”.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here