Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Mucho se habla del gasto público, el enfoque de las políticas para prevenir la crisis derivada del COVID-19 y cómo los estados reaccionan a estos nuevos desafíos. El famoso paradigma del equilibrio fiscal salió volando por la ventana y no sólo en pos de la crisis sanitaria, sino de la peor recesión económica desde la Gran Depresión de los años 30.

Según el estudio de la Universidad de Columbia, el gasto fiscal a nivel global es de US$7,2 billones, algo de 1.152 dólares per cápita y el 3,7% del PBI. Este estudio también refleja los gastos por PBI, como era previsible los más ricos son los que más han gastado: Japón 21%, Luxemburgo 20% y Bélgica 19%. De los que no han gastado por encima del presupuesto aprobado para el año se encuentran Yemen, Omán, Argelia y Turkmenistán. Si miramos los 10 países que más han gastado, el único que sorprende es Irán, con cerca el 13%. Recordemos que fue uno de los primeros países en tener un pico de contagios, hoy con casi 100.000 infectados y más de 7.000 muertos. 

El gasto se explica por varios factores: la inversión en camas de hospital, algo que implicó grandes esfuerzos por los países con menor desarrollo del sistema de salud. Esta tendencia se destacó más en los estados con curvas elevadas de contagio, que contaron con mayor presión para asignar recursos. Otro punto han sido los créditos o ayudas a la población en general: casos como el argentino con el IFE y los “cheques de estímulo” norteamericanos.

Si miramos el caso de América Latina la inversión es menor, derivada de la falta de recaudación por el alto grado de informalidad de la economía, y más enfocada a mantener la economía funcionando. El ranking lo lidera Perú con el 9%, Brasil con el 8%, Paraguay con el 6% y Chile con el 5%. El caso argentino, al igual que el panameño y el guatemalteco ronda el 3% del PBI. Analizando esta estadística, podemos decir que más no siempre es mejor. Argentina gastó menos  que países como Brasil y Chile, que cuentan con más infectados per cápita. Allí, vemos que la cuarentena obligatoria permitió reducir el gasto fiscal, por lo menos en el área sanitaria, restarán otros estudios luego de los estímulos económicos para ver quiénes fueron más efectivos en términos de costos. Si vamos al caso brasileño, con más de 250.000 infectados y 16.800 muertos, es el tercer país en contagios, por debajo de Estados Unidos arriba del millón y medio y Rusia con casi 300.000. Pese a la inversión, la falta de control al inicio de la cuarentena llevó a una explosión de la curva de contagio que no ha podido ser controlada.

Otra estadística, proveniente del Banco Interamericano de Desarrollo, a través del estudio “Política y gestión fiscal durante la pandemia y la post-pandemia en América Latina y el Caribe”. Allí, se enfocan en los recursos totales anunciados por los gobiernos, que incluyen gasto, reasignación, préstamos de bancos y otros). Con este parámetro Chile asignó casi un 9% en créditos a empresas y un 6% en gasto público. Perú un 8% en gasto y 4% en créditos y Brasil 6% en gastos y alrededor de un 1% en los créditos asignados a empresas. Si comparamos con Argentina el gasto es mucho más bajo: del 4% total se asignaron en forma equitativa entre el gasto público y los créditos a empresas, siempre basándonos en los anuncios gubernamentales.

Ahora, si analizamos el gasto en base al porcentaje de deuda del PBI, Argentina y Brasil están tienen compromisos por casi la totalidad de su PBI, pero nuestro vecino ha puesto fondos por casi el doble porcentual. Chile y Perú por otro lado, con una deuda que no llega al 30% del PBI, anunciaron medidas por más del 10% de sus respectivos PBI.

Tomando estos datos como referencia, podemos inferir que economías como la argentina y la brasileña tendrán serias dificultades en el mediano plazo para cumplir con el pago de sus deudas; dado que han contado con gastos extraordinarios de gran cantidad en un período corto de tiempo. Para Chile y Perú, por ejemplo, aunque el gasto es relativamente alto para ellos, se encuentran en una buena situación a futuro para continuar invirtiendo en la reactivación de sus industrias.

Restará ver a futuro como se desenvuelven las economías y la reactivación del comercio exterior, pero está casi seguro que se necesitarán estímulos posteriores para saldar el impacto de la crisis del Covid-19. Los países que durante el pasado han tenido un control más estricto de sus gastos gozarán de mayor laxitud para pensar sus políticas en el correr de los próximos meses, mientras que casos como el de Brasil y Argentina deberán pensar en alternativas para sostener sus respectivas situaciones sociales sin descuidar de todo las cuentas públicas.

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