Director del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional (OPEN). Fueguino

En los últimos días, el tema central de las discusiones económicas tuvo un paréntesis respecto a la renegociación de la deuda, que monopoliza la agenda, para darle lugar a la asignación de los haberes jubilatorios.

Ya en su momento se encendieron muchas alarmas cuando el Presidente Alberto Fernández suspendió por 180 días la formula por la cual se actualizaban los haberes para construir un nuevo esquema que atienda a las necesidades del sector. En esos días se levantaron numerosas sospechas respecto a si podría llegar a ser este el primer ajuste importante del nuevo gobierno sobre un sector mayoritariamente postergado, dado que el impuesto PAIS (30% sobre las compras al exterior) ataca en todo caso al consumo más bien suntuario.

Rápidamente, el gobierno nacional buscó salir de ese terreno empantanado y asigno un bono de suma fija para diciembre y enero de 5000 pesos para las jubilaciones más bajas. Sin embargo, tras conocerse los aumentos para el trimestre que se viene, no faltaron las múltiples comparaciones respecto a lo que ganarían los jubilados con la fórmula del anterior gobierno. Se desataron todo tipo de polémicas y discusiones en torno a la obvia pregunta ¿Hay ajuste? La respuesta, como siempre, no es lineal.

En primer lugar, muchos medios se hicieron eco de un informe del CEPA (Centro de Economía Política Argentina) en donde se señala que la erogación efectiva total a realizar por el gobierno es $5.500 millones menor a la que hubiera sido de haber mantenido el esquema anterior. En este aspecto, se podría leer que estamos en presencia de un ajuste clásico.

Sin embargo, el mismo informe muestra que, la fórmula aprobada para el tramo marzo-mayo cuenta con un aumento de 1500 pesos como suma fija más un 2,3%, teniendo de esta forma una mejora para el 60% de los jubilados con respecto a la fórmula del anterior gobierno, la cual era de un 11,56%.


En este sentido podríamos decir que no hay ajuste, sino al contrario, una mejora para el grueso de los jubilados. Eso sí, los quintiles 4 y 5 (40% de los jubilados mejor posicionados) si reciben un monto menor al que recibirían en el esquema anterior.

Por otro lado, evaluando todo el periodo desde la asunción del nuevo gobierno nacional hasta mayo de este año se puede observar que el monto agregado desembolsado (teniendo en cuenta los bonos) y a desembolsar supera a la inflación (efectiva y proyectada) y a las erogaciones proyectadas con la anterior formula. Si no se tienen en cuenta los bonos, se está casi 4 puntos porcentuales por debajo pero levemente por encima de la inflación.


En definitiva, según el escalafón en donde se encuentra la persona jubilada se puede decir que hubo ajuste o no. Se puede afirmar que el grueso de los que perciben estos haberes están en mejor situación, y que a su vez esta mayoría incluye a los que peor la han estado pasando durante estos últimos años. 

Por otro lado, hay un efecto que aún no se ha medido del todo en su impacto pero que cuenta con una significatividad muy importante: los medicamentos gratuitos. Se espera que, a partir de marzo, 170 medicamentos estén disponibles de manera gratuita para los afiliados al PAMI. Si tenemos en cuenta que el consumo de los mismos es una parte importante y esencial de una porción mayoritaria de las y los jubilados, estamos hablando entonces de un beneficio importante que va indirectamente a los bolsillos, vía ahorro de esos gastos (los cuales pueden ser trasladados a otros consumos).

Está claro que si se habló de ajuste en estos días es porque efectivamente hubo sectores que perdieron. Lamentablemente no se puede afirmar que todas las personas que se encuentran en estos sean sectores de altos ingresos o que ostenten en su mayoría una riqueza abultada en su haber. El quintil 4, por ejemplo, contiene al 20% de los jubilados que obtienen entre $26.436 y $33.786. Esta franja, como ya mencionamos, no ha visto mejorada su situación respecto a la anterior fórmula de cálculo. Por otro lado, el quintil 5 está compuesto por el 20% de jubilados en mejor situación y comienza desde $33.786 hasta más de $405.433. En esta franja están las mejores jubilaciones del país, incluidas las de privilegio, aunque se podría haber hecho una sintonía más fina para separar a estas últimas mencionadas de las que están al comienzo del tramo.

Para finalizar, esta redistribución hacia lo interno del grupo poblacional nos marca algunas pautas sobre lo que podría llegar a ser la nueva fórmula definitiva de asignación de haberes jubilatorios. Una fórmula que seguramente priorizará la mejora de las condiciones de vida de la mayoría y de las y los más postergados por sobre los que mejor están. Como un punto a mejorar está seguramente afinar lo más posible cuanta es la gente postergada y cuanta es la que se encuentra efectivamente en una buena situación. Por otra parte, resta ver el impacto de los medicamentos gratuitos, beneficio que se espera que traiga alivio a un gasto obligatorio y esencial para muchos.


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