Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

Tal vez la recordada, exitosa y promocionada saga de películas “Crepúsculo” lograron poner nuevamente en auge a los invocados e históricos vampiros. Pero el vampirismo no es una temática singular y se remonta mucho tiempo atrás apoyado por las creencias  orales y populares.

Se cree que en la Europa del siglo XIV arrasada por la peste, nació este mito. Por aquella época era frecuente y muy necesario enterrar a los cadáveres con suma premura a fin de evitar más contagios y en consecuencia nuevos enfermos. La rapidez también llevaba a errores involuntarios ya que muchas personas eran soterradas aún con vida, por lo cual si se volvían a abrir los ataúdes se veía con estupor sangre fresca tras los intentos inermes de escapar.

Vlad el Empalador (1431-1476) o Vlad Draculea fue un noble de Valquiria (Rumania) que vivía en tierras fronterizas con el Imperio Otomano. Este se hizo famoso por detener el avance de las tropas turcas hacia la zona central de Europa y utilizar métodos extremos de castigo hacia traidores y rivales.

Otro personaje trascendental con un honor cuestionable y un record indiscutido (asesinó a más de seiscientas treinta jóvenes para darse baños de sangre, se creía que ello conservaba la belleza y era el pasaje a la eterna juventud) fue la Condesa húngara Elizabeth Bathory (1560-1614).

Así los vampiros se convirtieron en una figura y temática recurrente dentro de la literatura (especialmente gótica) hasta la llegada de la obra espectral por excelencia “Drácula” de Bram Stoker. Aunque no hay indicios ciertos se cree que el autor se inspiró en Vlad Draculea para crear su texto. Este hito de las novelas de vampiros llevó al famoso Conde Drácula al cine de la mano de Francis Ford Coppola. Cabe aclarar que la novela original no presenta un argumento basado en el romanticismo tal como lo muestra el film.

“Drácula” cuenta la historia de Jonathan Harker, un empleado joven quien trabaja para un grupo de abogados en Londres, el cual viaja a Transilvania (Rumania) para hacer negocios con el Conde Drácula. Así Harker se da cuenta que este no era un ser común y corriente, sino alguien oscuro, perverso y diabólico.

Drácula planea llegar a Londres y al concretarlo Lucy (amiga de la prometida de Harker) se convertirá en su primera víctima importante. Poco  a poco el Dr. Abraham Van Helsing irá haciendo descubrimientos sobre la terrible enfermedad que cosume a Lucy. El conocido vampiro y su persecución serán el eje central de la historia.

El libro fue publicado en 1897, en esa época ya estaba consolidado el mito de los vampiros ya que muchos escritores ilustres habían abordado la temática, entre ellos Gogol, Dumas, Goethe y Poe. Si bien la forma en la que el texto original fue escrito, por medio de cartas entre los personajes y extractos de sus diarios, conformó una real innovación; el éxito pleno llegó de la mano del sétimo arte.

El primer film adaptado y basado en esta novela fue Nosperatu el vampiro allá por 1922. Este se realizó sin la aprobación de la viuda de Stoker (él había fallecido en 1912) quien ganó el caso en la corte y ordenó destruir todas las copias de la película. Afortunadamente no pudo cumplimentarse tal orden debido a la variedad de lugares y la cantidad de copias existentes.

Stoker ideó un relato tenebroso y fantástico urgando dentro de los mitos y leyendas que lo apasionaron desde pequeño.El interés de este por lo sobrenatural fue a causa de una extraña enfermedad en su infancia que lo matuvo en cama casi hasta los siete años de edad. Las leyendas irlandesas lo llevaban a mundo repletos de duendes, vampiros y seres mitológicos, de su mano llegó a documentos sobre Moldavia y Valaquia donde descubrió que “Dracula” en la lengua nativa de esta última,significaba diablo. En su juventud, Stoker, fijó su residencia en Londres, en los últimos años del siglo XIX, en plena época victoriana, así llegó el auge del romanticismo literario.

Los vampiros esos seres de leyenda, idénticos a nosotros, más pálidos por la carestía de sol, con grandes colmillos,alimentándose de sangre humana, transformados al anochecer, con una fuerza descomunal y una sagacidad sútil y silenciosa se desplazan por los libros.

Acaso la creencia en vampiros parece ser la más fantástica de todos mitos que nos rodean ya que no parece nada racional fantasear con cadáveres que abandonan sus tumbas en medio de la noche y chupan la sangre de otros seres vivos.

Pero la literatura vampírica ha evolucionado y cooperado con la forma y la imagen del vampiro del pasado y el presente.

Podemos pensar en una novela basada en la batalla final por la muerte del Conde Drácula o en una versión fílmica más romántica del vampiro que lucha por el amor eterno, ese apasionado y sensible que ideó Coppola, sin olvidar que para Stoker era un ser malvado, atormentado, terrorífico y codicioso. Versiones con sus luces y sus sombras.

Ya lo dijo Abraham Van Helsing a Lucy en “Drácula”: “En la vida hay tinieblas, mi niña, pero también hay luces. Y tu eres la luz de toda luz”. 

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