Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

 

Sus universidades de élite lo sufren más que nada: los estudiantes universitarios chinos (principalmente los que militan en la izquierda) temen represalias del gobierno de Xi Jinping por reclamos y campaña en la búsqueda de más derechos para los trabajadores. En una proceso de “purga” que viene transcurriendo desde hace meses, donde estudiantes de las universidades top del país son detenidos por su ideología.

Durante la última presidencia un incipiente movimiento de derechos humanos, laborales y religiosos irrumpió en la escena de los grandes centros urbanos, en especial su capital Beijing. El gobierno de Jinping es conocido por su fuerte control de los medios y limitación en lo que refiere a militancia política, con un foco especial en el marxismo.

El origen

La mayoría vincula este inicio de persecución con una protesta en la ciudad de Shenzhen (polo tecnológico y productivo). Allí los trabajadores buscaban formar un sindicato; luego de las sendas detenciones, estudiantes de diversas partes del país se agruparon allí para entregar una petición; lo que atrajo la atención del público.

Como mencionamos en un artículo previo, las manifestaciones por mejoras en las condiciones laborales, salarios o protecciones no son masivas en China pero existen. La policía, como elemento de control del partido, mantiene un enfoque proactivo en dispersar estas convocatorias para evitar un malestar social, no mostrar conflicto hacia el exterior y garantizar los tiempos de producción en la “Fábrica del Mundo”.

¿Por qué?

La sanción o censura a lo que se considera diferente o peligroso como serían ideologías marxistas, liberalismo o el concepto occidental moderno de democracia no debe ser entendido desde nuestra perspectiva sino desde el contexto y valores del que restringe o censura.

En China como en los países donde hay un grupo étnico importante de expatriados chinos (Singapur) aplica un concepto derivado del Neoconfucianismo: la salvaguarda de los valores morales de la sociedad. En término simples, el pueblo exige al gobierno/estado o líder que ejerza el uso de la fuerza para sostener los valores tradicionales del territorio. Recordemos que hasta hace no tanto la República Popular consideraba la homosexualidad una enfermedad mental y  hoy por hoy tienen campos de readoctrinamiento para tendencias “poco masculinas”. Lo que en Occidente sería considerado una violación a los derechos individuales, en Asia en general (el concepto de individuo es foráneo) sería el Estado cumpliendo su rol para “proteger la moral”. En los últimos años, con la llegada y consumo masivo de los bienes culturales de Occidente, las generaciones más jóvenes empezaron a cuestionar este status quo llevando a un choque generacional en diversos aspectos de la vida. Los millenials y los Z piensan más como europeos o americanos mientras que los adultos y personas de la tercera edad son más conservadores.

Gobiernos de fuerte presión social, más aún cuando se extienden por largos períodos de tiempo, tendrán una dificultad en contener el malestar de los más jóvenes. Estos, principalmente encontrados dentro de la élite, son los que poseen la mejor educación, los empleos mejor pagos y los medios para reubicarse donde las condiciones sean más favorables. La prosperidad económica depende de estos grupos y será tarea de los gobiernos encontrar puntos medios entre el control de la sociedad y satisfacer las necesidades del motor económico del país.

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