Periodista. Fueguino por nacimiento y elección

 

A poco menos de un año de la reactivación en materia de producción, la empresa Foxman se encuentra custodiada por los propios trabajadores, que reclaman una deuda de pagos de casi tres meses, luego de haber aceptado cobrar en cuotas, cuando la fábrica comenzó a funcionar de nuevo.

La situación ya es conocida para los 26 empleados que resisten a un nuevo incumplimiento de la empresa, reactivada, este año, en manos de nuevos empresarios. Antes lidiaron con el abandono por parte de los anteriores propietarios, que obligó, entre otras cosas, hasta la reinvención de las instalaciones en tres canchas de fútbol para alquilar.

El camino de la lucha nunca resultó sencillo: en 1994, una ocupación en la misma fábrica terminó con represión policial y, en 1999, se hicieron efectivos 23 despidos, visiblemente relacionados a la decisión de la importación de productos en detrimento de la industria nacional.

La cifra de empleados volvió a ascender con el paso del tiempo (con alrededor de 70 trabajadores) y la historia de la empresa marca que, en 2011, nuevos dueños adquirieron la empresa.

Pero los problemas de administración continuaron en 2015. Sin dudas, uno de los años más crudos para los trabajadores, porque al incumplimiento en los pagos siguió un embargo de materias primas que impidió cualquier movimiento.

El 2016 también reflejó el compromiso de los empleados que, ante la adversidad, siempre optaron por mantener en pie la producción. “Los dueños nos abandonaron a nosotros y abandonaron la fábrica. Nadie pregunta por los compresores que robaron, no les importa preguntar por su gente, ni por los materiales que quedaron acá”, reflejaba el delegado de los trabajadores, Miguel Ameri, a punto de cumplirse seis meses con incumplimiento de pagos. En ese lapso apelaron a la solidaridad de la comunidad de Río Grande, con donaciones, venta de bonos contribución y ayuda básica para sostener a esas familias sin respuestas.

A fines de ese año, y a la espera de poder reflotar la producción a partir de un acuerdo con empresarios interesados, los propios empleados decidieron montar dos canchas de fútbol con césped sintético para alquilar.

El nuevo emprendimiento, con amplia difusión por parte de los medios de comunicación locales, tuvo una rápida aceptación, aunque la idea original, siempre, fue perdurar en el rubro de la industria electrónica.

En el recorrido, una medida por parte de la Justicia permitió destrabar un embargo de 400 equipos de aire acondicionado (frío/calor) de 2600 calorías en favor de los trabajadores, los cuales pusieron a la venta directa dicha producción en la planta de la calle 25 de Mayo. A una suma de 7500 pesos por unidad, la recaudación sirvió para paliar parte de la deuda que la empresa mantenía con los empleados.

Este año, el personal de Foxman renovó sus esperanzas: con la ayuda del gobierno provincial y su Ministerio de Industria, la firma High Tech Solution comenzó a gerenciar los destinos de la fábrica, reincorporando a 45 trabajadores y reactivando la producción de aires acondicionados.

Pero los problemas surgieron de nuevo, con un contexto adverso en cuanto a la venta de productos en el norte del país y el incumplimiento de los haberes de julio y agosto.

En primera instancia, los trabajadores intentaron soportar la situación, pero ante la necesidad, optaron por tomar de manera pacífica la planta, sobre todo por las experiencias anteriores, para resguardar los materiales de producción.

El propio Ameri reflejó la actualidad desde el interior de la planta: “Hace dos meses que esperamos cobrar julio, junio arreglamos no cobrarlo y el aguinaldo en cuotas, cedimos nuestra deuda histórica también para que la fábrica funcione y hace un año que nos están pagando en cuotas, nosotros habíamos respetado este pago en cuotas siempre y cuando se mantengan al día, comprometimos pagos en distintas fechas para poder cancelar y estamos viendo que hoy por hoy van a cortar la luz y el gas”, describió.

Foxman, en una situación muy similar a Audivic, afronta una nueva batalla y, con el temor latente de un posible cierre, pretende esquivar un embate eyectado por la caída libre de la industria nacional.

Por lo pronto, sus trabajadores mantienen la custodia, impulsada por la firme convicción de haber revertido innumerables situaciones adversas.

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