Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

 

El minimalismo como estilo y movimiento surge a finales de la decada del 60 en Nueva York, pero sus orígenes se remontan en verdad a Europa y las primeras ideas del arquitecto alemán Ludwing Mies Van Der Rohe.

Esta expresión se caracteriza por la extrema simplicidad de sus formas, líneas puras, espacios despejados y colores neutros. El equilibrio y la armonía deben primar ante todo.

Por otro lado se plantea también al minimalismo como “concepto de vida”, como signo y síntoma de felicidad para uno mismo y sus finanzas. Se sugiere así, la economía de recursos y la acción de consumir aquello que nos es útil concretamente y  emerge como realmente funcional a nuestro estilo de vida. Ir livianos de equipaje, vivir rodeados de menor cantidad de objetos y más cercanos a las verdaderas necesidades. Pero no hablaremos de arquitectura, ni de decoración, ni de modos de vida, sino de los movimientos asociados a ellos. Así existe también una música minimalista, una pintura minimalista y una literatura de este estilo.

Creemos que estos conceptos generales inician así el camino hacia la literatura minimalista. Esta se vale de la cotidianidad, la realidad más cercana, la pureza de la literatura, la economía de recursos y de descripciones innecesarias.

Su esencia se apoya en imágenes concretas, prescindiendo del uso de adjetivos y adverbios que sirvan de atajo al relato.

Los términos abstractos quedan completamente desechados de ser incluidos en lo narrado, porque lo que pretende el escritor es que el lector se forme una imagen mental de cada una de las escenas que se presentan y al escribir de manera abstracta esta oportunidad imaginativa sería nula. Así el relato se caracteriza por la brevedad, la uniformidad y la sintaxis directa.

Conforme estas características de relatar fragmentos de vida, el escritor que dio inicio a la literatura minimalista fue Ernest Hemingway. Él nunca describe el terreno, así el lector se ve empujado a interpretar sobre la base de las respuestas propias.

Otro escritor asociado a la literatura minimalista en Estados Unidos es Raymond Carver. Sus historias se caracterizan por ocuparse en dar a conocer vidas y están sostenidas por pocos renglones.Sus personajes provienen de la clase trabajadora o media baja. Su obra toma forma gracias a la gran cantidad de cuentos que reflejan este estilo de vida, entre ellos vale la pena mencionar “Tres rosas amarillas” (aquí los objetos toman la categoría de personajes que le están hablando al lector para que pueda enterarse cómo se resolverá la dicotomía que envuelve a los verdaderos personajes).

El secreto del estilo tal vez seco y deslucido de Carver para algunos y típicamente creativo para otros radica en las cosas simples de lo diario y lo común (el goteo de una canilla, el contestador y sus mensajes que esperan, el malhumor matutino de un perro, etc.). Lo original es vuelto esencial en sus historias mínimas.

En el cuento “Vecinos” también de Carver, los Stone deciden viajar y les dejan las llaves de su casa a sus vecinos, los Miller. Hasta ahí una situación sin sorpresas, cotidiana. Pero la envidia eterna y recurrente y una llave utilizada como trofeo abrirán las puertas de una nueva vida y la apropiación de la existencia ajena, tanto espiritual como material.

Carver es paciente, hila con precisión las palabras del relato, sus pasos aparentemente cortos nos llevan a un buen final.

Podemos así pensar que esta es solo una clasificación atada a algunos escritores específicos que aplican como exponentes del género, una etiqueta, un encasillamiento de orden natural o creer que en verdad es el arte de dejar pasar y postergar los detalles, las descripciones, sin alardear de la inteligencia, sin ahondar en sensaciones, sin demostrar la acumulación de literatura, de cultura de época, de capacidad de manipular el idioma del escritor. Algunos lo llaman literatura minimalista y otros realismo contemporáneo.

Ver para creer, un estilo más para explorar, escudriñar y probar la diversidad literaria; aunque algunos apoyan que no es un estilo sino más bien un capricho útil y económico de algunos autores.

Sin entrar en debates,sí podemos decir que así en la vida como también en la literatura podemos despojarnos y “vivir ligero”.

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