Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

 

Hace muchos años no existía la posibilidad de aburrirnos, no se otorgaba ese permiso. Literalmente a la vuelta de la casa paterna había una hermosa biblioteca con enormes vitrinas de madera oscura y lustrosa, con vidrios relucientes que dejaban ver libros, libros y más libros prolijamente ordenados. Sus lomos coloridos parecían atraer la luz que entraba por los amplios ventanales. Era la biblioteca del barrio. Allí todos comenzabamos un viaje repleto de aventuras, sin dinero, sin computadora, sin celular, sin e-book; en resumen sin nada y con todo a la vez.

Elegíamos casi por intuición los clásicos: Sandokan, Alicia en el país de las maravillas, Juvenilia, El conde de Montecristo, El gato negro y otros cuentos, etc.

Uno de los primeros libros elegidos, el cual no sospechaba que luego se convertiría en favorito, fue “Los viajes de Gulliver” de Jonathan Swift. Ahora pienso que en esa época seguramente era una de las tantas versiones, edulcoradas por cierto, encasillada en la literatura juvenil que poco o nada tenían que ver con el texto original. Pero pasó el tiempo y siendo ya adulta tuve la oportunidad de releerlo, en su versión original y no recuerdo la cantidad de metáforas y paralelismo que se desplegaban en la obra y me transportaban a la sociedad actual.

 

Jonathan Swift, su autor fue secretario en el Palamento Británico. Trabajaba allí con William Temple, su cuñado. La sátira siempre fue el escenario donde mejor se movió (“Cartas Drapier” se inició como panfletos anónimos en los que defendía la validez de la moneda irlandesa logrando ocasionar el fin del permiso otorgado por la corona a un comerciante inglés para acuñar moneda de Irlanda o “Una modesta proposición” escrita en 1729 la cual incluye la propuesta irónica que los niños irlandeses podrían ser vendidos como “carne para mejorar la dieta de los ricos”). Ello le valió inmumerables problemas, especialmente políticos de los que logró escapar, gracias a sus amigos, con el cargo de deán de la Catedral Anglicana de San Patricio. 

Su obra llevó el nombre original de “Viajes a varios lugares remotos del planeta” y posteriormente se convirtió en “Los viajes de Gulliver”, fue publicada como autor anónimo como la mayoría de las  primeras obras de Swift y obtuvo un éxito inmediato.

Lo primero que se destierra en la versión primigenia es la de un libro de literatura juvenil, si bien es cierto que aparecen seres minúsculos, gigantes y caballos que tienen la capacidad de razonar y comunicarse.

Las ediciones originales suprimían referencias sexuales y trastocaban nombres a fin de salvaguardar la inocencia del lector (especialmente dentro de las grandes editoriales). 

Se sabe que Jonathan Swift escribió esta obra a fin de parodiar los libros de viajes, muy de moda en los siglos XVII y XVIII, entre la sociedad inglesa. Ulteriormente y a lo largo de los años fueron infinitas las adaptaciones (infantiles, juveniles, cinematográficas, televisivas) de todo tipo, calidad y color.

La versión completa y original consta de cuatro partes organizadas por capítulos, de fácil y amena lectura.

El médico Gulliver cuenta en primera persona las aventuras, naufragios y seres increíbles que interactúan con él (los liliputienses, los gigantes de Bobdingnag, los habitantes de la isla de Lupata, los caballos racionales o hoyhnhnms y los hombres o yahoos).En estos relatos se muestran regiones con situaciones económicas críticas (por ello el médico se embarca a fin de poder lograr que su familia viva mejor), reyes con intenciones colonizadoras, expansionistas y esclavistas, con una economía frágil de su reino (el nuevo huésped necesitaba grandes cantidades de comida para ser alimentado,por ello el rey lo resuelve simplemente condenándolo a muerte), etc.

Problemas actuales, soluciones desacertadas, un mundo del revés (donde los humanos se automatizan, se vuelven violentos y los animales los dominan), políticas sin ideología,  bastante light y sin rumbo. Sin duda, hay días en los que nos sentimos liliputienses ante el mundo, desde lo individual a lo colectivo en esta sociedad, pequeños seres antes los vigorosos e impetuosos gigantes. Cada uno elegirá quién será ese gigante ,se apropiará del suyo e incluso le colocará un nombre, para lograr distinguirlo entre tantos. Un viaje a la actualidad desde la publicación de la obra en 1726,y tan vigente hoy en día.

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