Profesional de enseñanza primaria. Docente en contextos de encierro. Representante docente JCyD. Directora jubilada.

 

Aquellos quienes hemos tenido la dicha de compartir nuestra infancia con abuelos gallegos, andaluces, aragoneses; tenemos el recuerdo vívido de refranes o dichos utilizados con la más exquisita precisión para cada una de las situaciones que ocurrían a diario en casas de patios amplios con habitaciones que guardaban los pocos recuerdos que habían podido traer de su España natal. Con el paso del tiempo pudimos darnos cuenta que ellos contaban la experiencia del pueblo ibérico vivido en el pasado. Así podemos preguntarnos: ¿Quiénes los contaban?, ¿Dónde y a qué edad los escuchamos por primera vez? Y hoy pensamos: ¿Con qué frecuencia empleamos refranes? ¿Están vivos o se están perdiendo?.

Los refranes no son más que dichos breves que encierran experiencias auténticas apoyadas en la sabiduría popular. Esas verdades básicas y simples tienen también su historia que se remonta a siglos de antigüedad y se transmiten de generación en generación por medio de la tradición oral a través del tiempo.

Su estructura recurre frecuentemente a la rima y figuras literarias que permiten adentrarse en la memoria colectiva y así hacen su recuerdo más fácil.

Para la Real Academia de la Lengua Española las palabras dicho y refrán figuran como sinónimos, así como también máxima o proverbio. Define al vocablo refrán como “un dicho agudo y sentencioso de uso común”.

Se cree que el número total de los dichos puede superar con creces el millar y hacer referencia a los temas más variados pero no son exclusivos de la cultura ibérica ya que son patrimonio de cada pueblo basados en sus experiencias históricas.

Según los especialistas se comenzaron a utilizar allá por el siglo XV. Los primeros refranes escritos se remontan a la Edad Media (“El libro de los proverbios” del Rabino Sem Tob de Carrión, “El libro de los exemplos (ejemplos) del Conde Lucanor” del Infante Don Juan Manuel y “Refranes que dizen (dicen) las viejas junto al fuego” del Marqués de Santillana). Posteriormente Miguel de Cervantes en su obra “El Quijote” hace uso y abuso en boca de Sancho de una gran variedad de refranes. Es dable destacar que alcanzaron su esplendor durante el Siglo de Oro español.

Solo a modo de ejemplo citaremos algunos refranes para bucear en sus supuestos orígenes populares.

“Quien se fue a Sevilla perdió su silla”

Seguramente alguna vez lo usaste para defender enfáticamente tu lugar y reservártelo como único y propio. Se cree que su origen rememora la pelea que enfrentó a dos clérigos por el Arzobispado de Sevilla. Uno de ellos se marchó a Santiago de Compostela para preparar el futuro cargo. Pero tras su regreso comprobó la usurpación del trono. El Papa Pío II intercedió en favor de Alfonso I y envió a la fuerza armada para que desalojen al sobrino traidor del cargo. Por ello con el paso del tiempo la frase ha variado de forma incorrecta ya que deberá decir “Quien se fue de Sevilla, perdió su silla”.

“A río revuelto, ganancia de pescadores”

Este dicho alude a aquellas revueltas que benefician a unos en detrimento de otros. La experiencia cotidiana de los pueblos pescadores demuestra que estos obtienen mucho más pescado en aguas turbulentas que en aguas claras y mansas, se supone que porque los peces en estas condiciones no ven los peligros de las redes y caen en ellas más fácilmente.

“Como Pedro por su casa”

Este refrán es utilizado de forma displicente para aquella persona que se comporta de manera intrusiva y arrogante, pero también para quienes se mueven con total naturalidad en varios ámbitos.

No se sabe a ciencia cierta quién era ese “Pedro” pero una versión cita a Pedro I de Aragón el cual reanudó el sitio de Huesca, tomando así la ciudad.

“A lo hecho, pecho”

Refiere a que cada acción trae aparejada una consecuencia y se cree que su origen se remonta a poner el pecho en el paredón de fusilamiento.

“A buen entendedor, pocas palabras”

Alude a ser claro, conciso, breve y directo en estrecha relación a necesidades, intereses y reclamos.

Su génesis se remonta al pedido que un mendigo le hizo en audiencia a un Cardenal español, quien pidió a un asesor que el indigente fuera breve y este sólo dijo: “hambre y frío” y el prelado respondió : “comida y ropa”.

La lengua española está constituida por una riqueza y diversidad indiscutible.Seguramente si hacemos memoria recrearemos una multitud de expresiones populares que forman parte del repertorio de frases hechas, dichos y refranes que utilizamos a diario casi de manera automática.

Sólo enumeramos aquí algunas a modo de ejemplo pero valoramos la practicidad, economía y resultados en relación con situaciones que nos acompañan desde siempre. Ellos nos otorgan sentido de pertenencia a una cultura, por ello son declarados patrimonio de una tradición apoyada en el saber popular.

Así como aquellos inmigrantes españoles llegaron con su sabiduría acumulada en siglos de una rica historia, los refranes se transformaron en verdaderos “almacenes” a los cuales recurrir como parte de una filosofía , de una ventana a la vida.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here