Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

Cuando uno piensa en Japón y energía una palabra se le viene a la mente: Fukushima. El accidente nuclear más grave posterior a Chernóbil marcó un antes y un después en cómo los nipones piensan su matriz energética. La energía nuclear deja de ser una solución viable a sus necesidades.

El país es un importador neto de energía (90% para 2014), no cuenta con reservas de carbón, gas o petróleo. Con una población de 127 millones y la tercer economía mundial sus importaciones de recursos energéticos rondan los 110.8 mil millones de dólares, siendo el tercer importador de hidrocarburos y el primero de gas natural líquido. Para ponerlo en contexto: equivaldría a un 20% del PBI de Argentina.

¿Qué quiere decir esto?

Japón no tiene independencia energética; depende en gran medida de los valores que el mercado establece y la situación geopolítica de las rutas marítimas por donde transitan dichas importaciones. Siendo sus principales socios comerciales Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar cualquier eventualidad en Medio Oriente puede afectar seriamente su abastecimiento. Es por ello que Japón durante los años 2002 y 2017 invirtió cerca de mil millones de dólares en investigación y desarrollo en la extracción de hidratos de metano; también conocido como hielo inflamable, considerada la última gran fuente de energía fósil, previéndose que supere a todos los otros combustibles fósiles combinados en términos de reservas.

El hidrato de metano es una mezcla de agua con metano en estado natural, se lo halla en lugares con presión alta y temperatura baja, encontrándose las mayores reservas del planeta en las profundidades del lecho marino. En el caso del país nipón se estima que las reservas rondarían los 1.1 billones de m3. Para su extracción se realiza un agujero en el lecho marino y con una bomba de succión sumergible se saca el agua de los sedimentos, bajando la presión y permitiendo la separación del gas hidrato. El agua vuelve al mar y el gas va hacia la superficie. Actualmente la explotación es en forma de pruebas exploratorias, dado que el sistema requiere mejoras. Japón espera alcanzar una producción comercial efectiva para finales de la siguiente década; fecha que podría retrasarse en base a los costos de hacer el proceso de extracción viable.

¿Cuáles son los riesgos del hidrato de metano?

Hay dos elementos que alarman a los especialistas en medio ambiente:

La extracción podría desestabilizar el lecho marino y enviar los sedimentos hacia la masa continental. Dicho evento podría generar, en el peor de los casos, un alud submarino que diese origen a un tsunami. En el caso de Japón el riesgo es mayor dado que la zona es de actividad sísmica constante. Otro elemento es una posible fuga de gas; el metano es mucho más nocivo para la atmósfera que el dióxido de carbono (principal gas del efecto invernadero). En este punto se descartan los efectos graves al medio ambiente dado que la perforación es a profundidad y el gas metano emitido por debajo de los 100 metros de profundidad raramente logra pasar el cuerpo de agua; es disuelto de forma previa por bacterias, volviéndose dióxido de carbono.

Ahora pues, ya habiendo desarrollado qué es el hidrato de metano, cómo se extrae y cuáles pueden ser las complicaciones que acarrea su extracción debemos volver al por qué.

Como mencionamos antes, Japón es uno de los principales compradores de petróleo, representando el 42% de su matriz energética, por lo tanto, en términos de competitividad productiva, el valor del crudo lo afecta directamente. Hoy el barril de petróleo ronda los 58 dólares. Haciendo un poco de memoria, el precio de barril no es extraño a tener saltos en su precio, generalmente vinculado a procesos políticos en la región de Medio Oriente, que presenta a los mayores productores a nivel mundial y miembros de la OPEP ( Organización de Países Exportadores de Petróleo). Aunque el precio del bien está determinado por su cotización en la bolsa (dependiendo la variedad puede cotizar en Londres, Nueva York o Singapur) los valores se ven afectados en gran medida por la cantidad de oferta del bien; elemento que la OPEP regula.

Surgen a modo de mención dos crisis del petróleo:

Crisis de 1973: Posterior a la guerra de Yom Kippur los países árabes decidieron embargar a Estados Unidos y los aliados de Israel en la guerra, así como reducir la cuota de producción. El precio se disparó de $2.5 a $11 dólares. La inflación mundial rondó los dos dígitos.

Crisis de 1979: La revolución islámica en Irán, y una renegociación de los acuerdos de extracción más la guerra de Iraq contra Irán al año siguiente llevaron a un crecimiento exponencial del barril, haciendo que éste costase 10 veces más que a principios de la década de los 70.

Se suman a estas dos crisis, en menor medida, ambas guerras del golfo; que generando un impacto en la oferta de crudo elevan los precios.

Como se puede apreciar, el valor de este recurso energético se encuentra intrínsecamente vinculado a las situaciones políticas de una región particularmente inestable; lo que no brinda grandes garantías a países dependientes como es el caso de Japón, de allí es que surgen nuevas alternativas de abastecimiento como el hidrato de metano.

¿Cómo puede verse afectado el mercado? 

Tanto Japón como China realizaron este año exploraciones exitosas de este nuevo hidrocarburo, dos de los mayores importadores a nivel mundial. Como mencionamos antes en el caso japonés la cifra anual para 2016 ronda los 110.8 mil millones; en el caso chino son unos 176.5 mil millones de dólares, teniendo como principales socios comerciales a Rusia, Omán, Angola, Arabia Saudita e Iraq. En total ambos países representan más de la mitad de lo que se importa en la región de Asia Pacífico (500 mil millones) y alrededor del 20% de las importaciones mundiales (1.5 billones de dólares). Una nueva fuente de energía redituable para importadores en gran volumen crearía un desbalance entre oferta de petróleo y la demanda del mismo; por lo que su precio tendría una tendencia hacia la baja, afectando seriamente a los países que son dependientes de la exportación.

¿Cómo afectaría dicho cambio a la Argentina?

Actualmente exporta cerca del 1.3% de sus exportaciones totales en crudo y 0.56% en petróleo refinado; no obstante de su potencial como productor la mayoría de lo extraído es para consumo interno. Podemos inferir entonces que el país no sufriría un golpe directo si el precio del barril bajase; pero podría verse afectado ante una eventual recesión de los exportadores de hidrocarburos o el cambio de precios que modifique la competitividad productiva de las fuentes no convencionales como podría ser el Sheil Oil de Vaca Muerta. A modo de mención, se presume que Argentina cuenta con reservas de dicho hidrocarburo en la parte sur del territorio; pero no se han realizado tareas de exploración para comprobarlo.

En conclusión, las matrices energéticas asiáticas se adaptan en busca de independencia pudiendo, junto con otras tendencias globales como las energías verdes o los autos eléctricos, poner en jaque la producción de petróleo y a los jugadores históricos de ese rubro. Dicho proceso aún tiene un largo camino por recorrer y seguramente será gradual, pero no deja de presentar oportunidades para tomar ventaja y encontrar nuevos nichos de mercado indirectos o analizar la capacidad productiva, si es que la hay, del hidrato de metano en el territorio nacional.

DEJA UNA RESPUESTA

Please enter your comment!
Please enter your name here