Licenciado en Estudios Orientales. Posgrado en Negocios y Comercio de Asia Pacífico e India. Política Internacional; extremismo religioso.

El mundo se impactó al ver las imágenes que las agencias internacionales subían hace dos semanas; un soldado norcoreano recibía disparos y corría por su vida hacia la zona desmilitarizada. El caso de Oh (como es identificado por parte de las fuerzas armadas surcoreanas) es emblemático, pero responde a un proceso mucho más complejo y longevo; los desertores de Corea del Norte. Para entender el por qué de la situación es necesario hacer un pequeño repaso histórico.

Una vez terminada la 2ª Guerra Mundial en el área del Pacífico y la retirada de las tropas imperiales japonesas, la Península de Corea se encontró en una situación particular; iniciaba la Guerra Fría y su territorio se encontraba ocupado por ambas potencias, los americanos y los soviéticos.

Con la división establecida en el paralelo 38º la tensión se mantuvo. Un largo camino de tensiones y una elección de dudosa legitimidad terminaron decantando en lo que se conoce como la Guerra de Corea, que se extendió a lo largo de 3 años.

Sin entrar en detalles, la República de Corea (Sur) quedó bajo la esfera norteamericana con Syngman Rhee y la República Popular Democrática de Corea (Norte) tuvo como líder a Kim Il-Sung, presidente eterno, que proponía una doctrina marxista-leninista con tintes confucianos, acercándose más a la esfera de influencia soviética.

El llamado estado Juche, propuesto por la dinastía Kim, sostiene al individuo como parte responsable del destino colectivo, volviéndolo participe activo de la revolución. Entre sus postulados están:

Defensa de la independencia económica y política respeto a países extranjeros.

Militarismo, también conocido como Songun.

Voluntarismo, donde el individuo toma la responsabilidad de sostener la revolución y su desarrollo.

Patriotismo popular: la exaltación de los símbolos nacionales y la defensa de la patria ante los imperalistas.

Respeto y defensa a la cultura tradicional.

Bajo dicho contexto y premisas, podemos analizar con un grado mayor de profundidad el caso de Oh, un soldado de 24 años enrolado hace 7 años, que fue herido como resultado de su deserción hacia el país del sur. El incidente no es extraño; desde la firma del armisticio en 1953 más de 30.000 personas han cruzado la frontera buscando asilo. Lo llamativo de este caso es el registro en video y que se hayan realizado disparos: evento que no ocurría desde 1984. Otro punto que es debate es la condición del soldado Oh: además de encontrarse desnutrido se le detectaron enfermedades tales como Hepatitis B y Tuberculosis, además de los parásitos estomacales de más de 30 centímetros. Además, en el momento de operación para cerrar las heridas de bala se detectaron granos crudos de maíz; elemento que condice con datos revelados por la inteligencia surcoreana, sobre reportes de robo e incautación de cosechas en el país hermano del norte.

En lo referido a la condición médica de Oh se suma un reporte anterior. En el año 2014 luego de realizar diversos estudios a 17 mujeres desertoras, los médicos de Corea del Sur informaron porcentajes altos de Hepatitis B y Tuberculosis, lo que denota una situación de crisis alimentario en Corea del Norte, no un caso aislado.

Mujeres en el ejército norcoreano

Si hablamos de deserción, es necesario hacer foco en algunas estadísticas: el 70% son mujeres, que van entre los 20 y 30 años de edad. Dicho suceso se encuentra ligado a dos factores: las mujeres del Norte suelen estar en situaciones de mayor precariedad en lo que refiere a posibilidades laborales, y por lo tanto, de seguridad alimentaria. Por otro lado la edad refleja la necesidad de un buen estado físico para enfrentarse a un trayecto complejo para abandonar el territorio.
Con las hambrunas de los años 90’s el ingreso de mujeres al servicio militar de Corea del Norte tuvo un aumento exponencial; la oferta de un plato de comida diario garantizado motivó a muchas mujeres de los sectores más vulnerados a unirse a las fuerzas armadas.

Hace una semana la BBC reveló una entrevista realizada con una desertora del ejército norcoreano, Lee So Yeon; que arroja algo de luz en el complejo tema de los refugiados norcoreanos. En su caso, ingresó a los 17, debido a los problemas para procurar alimentos. Comenta entre otras cosas que el entrenamiento físico es similar tanto para hombres y mujeres, salvo que estas últimas cuentan con tareas adicionales tales como cocinar y limpiar.

El machismo en Corea del Norte es fuerte, la violencia de género en hogares es bastante aceptada, por lo cual no sorprende que se traslade al ámbito de las fuerzas armadas. Las mujeres son vistas como ttukong unjeongsu que se traduce como “ollas que caminan”. La mala alimentación y las presiones a las que son sometidas las mujeres también deriva en efectos graves para la salud; la gran mayoría no menstrúa, algo que en gran parte de los casos agradecen. La falta de artículos de higiene femenina es masivo, obligándolo a las soldados a utilizar productos lavables; los mismos deben ser higienizados durante la noche, fuera de la mirada de los hombres; principalmente por un concepto arraigado dentro de la cultura coreana donde las actividades relacionadas con muerte y sangre en contacto directo suelen ser vistas como impuras (profesiones tales como carnicero, verdugo y sepulturero eran para los parias). Otro elemento que muestra la vulnerabilidad es la falta de baños privados en algunas zonas; las mujeres deben asistir a baños públicos en presencia de hombres. Las soldados entrevistadas mencionan que el acoso y abuso sexual es cotidiano; hay una estigmatización hacia la denuncia por parte cultural y una institución que resguarda, siguiendo la misma línea.

¿Cuál es la postura del gobierno? Desde las agencias oficiales se hace referencia a la distribución de productos sanitarios propios, marca Daedong, entre las tropas femeninas, así como maquillaje para sus aviadoras, donde el líder Kim Jong-Un mencionó: “La marca Pyongyang competirá con Lancome, Chanel y Dior”. En lo referente a violaciones, tanto el gobierno como la cúpula militar dice tomarse en serio la protección de las mujeres; dando penas de 7 años para dichos casos.

Nos encontramos entonces con un país que invierte alrededor de un 40% de su PBI en defensa (los datos oficiales brindados por el Norte rondan el 15%) donde desde 2015 es obligatorio el servicio militar para mujeres (7 años) y hombres (10 años). Llegamos entonces a Corea del Norte por un video viral, que para muchos pasa como una curiosidad pero es la cara visible de una grave crisis humanitaria donde la seguridad alimentaria no está garantizada y debido a ello se observan niveles muy altos en enfermedades que parecen un recuerdo lejano para los países desarrollados.

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